Los personajes pertenecen a Masashi Kisimoto. La historia no, es toditita mía.
Caminos Entrelazados - de Anabella Noviembre
Parejas: NaruGaa, NaruHina, SasuSaku, NejiTen, ShikaTema. La pareja principal es SasuNaru.
Para todas las edades.
Capítulo 1- Gaara.
Un joven rubio caminaba solo por las calles de la ciudad de Konohagakure. Retraído en sus pensamientos, escuchó una voz que emanaba de su subconsciente:
“Que estás pensando…“ “Que estás haciendo…” “Es imposible Naruto” “Piensa en ella… si no piensas bien en lo que sientes, la lastimarás”
Esos pensamientos, esas voces, lo estaban volviendo loco, “Para ya! ¡Déjame en paz!”, se forzó a pensar, tratando de reprimir a su propia mente. Luego de caminar unos momentos, y cansado de pelear contra sí mismo se sentó en un banco de plaza, y deslizándose hacia atrás, como derrotado, miró al cielo, repleto de estrellas. Maravillado por el espectáculo nocturno, el joven olvidó por completo el mundo que lo rodeaba, y dejó su mente en blanco. Por fin las voces se callaron, y su cabeza pudo descansar.
—Naruto. –Una voz familiar interrumpe el trance del rubio.
Naruto volvió en sí, y al ver de quién se trataba, esbozó una sonrisa.
—Gaara. –Dijo Naruto sorprendido.- ¿Qué haces aquí a estas horas?
—Sabes que sufro de insomnio – Dijo el pelirrojo mientras se sentaba al lado del rubio.- A veces vengo aquí cuando me desvelo. ¿Y tú, qué haces aquí?
—Ummm… nada en especial. – Volvió a mirar al cielo, con los ojos llenos de tristeza.
—Naruto… ¿Estás bien? -El pelirrojo notó la melancolía en los ojos de Naruto.
—Eh? Sí… no te preocupes Gaara. Sólo estoy un poco cansado.
—Ah…
—Siempre eres muy callado Gaa.- El Uzumaki sonrió cálidamente, el pelirrojo se sonrojó.
—Pues… no tengo mucho para decir.
—Eres raro Gaa, pero… de alguna manera, me gusta tu forma de ser. Ah! ¿Qué hora es? Tengo que irme. Nos vemos, Gaa. –Se levantó de su lugar y dio a su amigo un gesto de despedida.
Me gusta tu forma de ser…
Gaara se sonrojó aún más de lo que estaba, dentro de su mente escuchó un “Es ahora o nunca, vamos, díselo” y poniéndose de pie, con las manos temblorosas y la voz entrecortada, dijo el nombre de su amigo.
—Naru… Naruto.
—Dime. – El joven de Konoha volteó con cara de sorprendido.
—Bueno… yo quisiera… Naruto… yo… - Gaara sintió que su pecho le ardía, y su corazón palpitaba fuertemente.
—Gaara, ¿te pasa algo? ¿Estás bien?
—Naruto, yo… estemm… quería saber si puedes ayudarme con una tarea de la universidad… -El pelirrojo simuló la mejor sonrisa que pudo.- Como una vez me dijiste que eres bueno con el idioma inglés… bueno… pensé que me podías ayudar.
—Ah, era eso! Por supuesto, será un placer… pero mañana debo trabajar temprano. ¿Estás disponible en la tarde?
—Sí, claro… gracias. —Gaara miró al suelo, tratando de disimular las lágrimas, que querían salir.
—Vives en el complejo Sunagakure, ¿verdad? Luego te llamo para que me indiques como llegar a tu casa. Ahora, discúlpame, pero debo ir a descansar. Adiós.
Sin más, Naruto desapareció de la vista del pelirrojo, que se permaneció en silencio. Las lágrimas, hasta ahora cautivas, comenzaron a rodar por sus mejillas. No pudo decirle a su amigo lo que sentía, no tuvo el valor… “Aun así, aún si le dijera… ¿de qué serviría?” pensaba para sí el muchacho de Sunagakure. Es que Naruto, ese joven alegre, hiperactivo, de ojos azules como el cielo, ya era de alguien más. “Esa chica… ¿de veras te hace feliz, Naruto?”
Fin del capítulo 1--
Capítulo 2 - Hinata
En la habitación de un modesto apartamento ubicado en el centro de Konoha, un celular sonaba sin parar. Sobresaltado, cierto rubio saltó de la cama y corrió a atender la llamada:
— ¡¿Hola?!
—Hola, Naruto, por… por qué no atendías?
—Hinata… - el rubio aún estaba medio dormido- ¿Qué pasa?
—Pues… aún sigo esperándote… ¿Vas a ir a trabajar hoy?- Naruto miró el reloj, exactamente las 07:15.
—Ay noooo!!! ¡¡Es tardísimo!! Me quedé dormido! ¿En dónde estás?
—En el andén de siempre… Aquí te espero.
—No te preocupes Hinata, ve tu primero, o los dos llegaremos tarde.
— ¿Estás seguro?
—Sí, ve tranquila.
—Está bien. Nos vemos, te amo.-Ese “te amo”, por alguna razón incomodó a Naruto.
—Nos vemos Hina…
Así, un nuevo día comenzó. Luego de vestirse lo más rápido que pudo, Naruto fue hacia su trabajo como ayudante en la cafetería Nara. Ya en el tren, nuevos pensamientos vinieron a él, esta vez pensando en lo que cierta persona le dijo unos meses atrás cuando caminaban juntos en el centro comercial de Konoha:
— ¿De veras necesitas todas esas cosas que compraste? – le preguntó aquella vez el rubio señalando la pila cajas que traía su amigo.
—Claro que sí. Las necesitaré cuando me vaya a estudiar a Alemania. – Le respondió el joven de cabello negro azabache, con una sonrisa en su rostro.
—Ojalá no tuvieras que irte tan lejos Sasuke. Voy a extrañarte.
—No te pongas cursi, ¿quieres? – Replicó Sasuke con tono sobrador. –Además volveré dentro de un año, y podremos practicar artes marciales, ¿vale?
Recordando aquel momento, Naruto no entendía como una persona tan alegre y bella, se había convertido en un ser tan sombrío y mezquino. No lo entendía, ni aun sabiendo lo que Sasuke había sufrido. Simplemente, no tenía lógica. Se sentía culpable, culpable por lo que había pasado ese día, culpable por no haber detenido a su amigo a tiempo, culpable por haberlo perdido. Sasuke Uchiha, ese joven moreno de ojos negros como la noche y su compañero en la amistad hace años, se había transformado en un total desconocido. “Pude haberlo evitado… ¿por qué fui tan estúpido?” repetía una y otra vez Naruto en su cabeza, mientras miraba el paisaje por la ventana del tren.
Ya en la cafetería, el joven Uzumaki tomó su puesto de trabajo, cuando una voz masculina lo interrumpe:
—Otra vez tarde, Naruto Uzumaki –Dijo un adolescente de tez bronceada y coleta alta.
—Shikamaru, ehhh… creo que me quedé dormido… – Respondió el rubio con voz casi inaudible. – Por favor Shikamaru, no le digas a tu madre que llegué tarde ¿Sii? Porfa, te lo recompensaré.
—No tienes nada que yo quiera, además, no es culpa mía el que haraganees por las mañanas… –Contestó el joven Nara poniendo las manos detrás de su cabeza y mirando a Naruto de forma acusadora.
— ¿Estás seguro? Qué lástima, estaba seguro de que a Temari le hubiese encantado verte de nuevo, pero… si no quieres…
— ¿Temari? Esa chica amiga tuya… es muy problemática, pero… quizás sea demasiado descortés rechazar una invitación suya. – Dijo Shikamaru haciendo como si no le importara.
— ¡Entonces está decidido! ¡Si me disculpas, voy a limpiar tantito las mesas de fuera!¡¡Gracias por no decirle a Yoshino-san!! – Con éste último grito Naruto se fue corriendo.
—¡¡Naruto!! Espera! Yo no dije… – El rubio desaparece de la vista de Shikamaru. – Maldita sea… lo hizo de nuevo…
—Esa era la voz de Naruto, ¿o sea que ya llegó? – Preguntó una linda chica, con ojos color perla y largo cabello negro azulado.
—Sí, ya ha llegado. ¿Terminaste de limpiar los pisos del almacén?
—Sí, ya he terminado Shikamaru-san, ¿Pu… puedo preguntar en dónde está Naruto?
—Está limpiando las mesas de fuera. Hinata, deja ese trapeador y ponte a tender las mesas, no tardan en llegar los clientes.
—Como usted diga, Shikamaru-san. “Vaya… qué lástima, – Pensó Hinata mientras guardaba el trapeador en el cuarto de la limpieza– en serio quería saludar a Naruto”–De pronto un chico de cabello castaño tira del cabello de la jovencita con ojos de perla.
—Ouch! – Gruñó Hinata dándose vuelta – Kiba! ¡No me hales del cabello!
—Jaja, es que me encanta molestarte.
—Dime Kiba, ¿ya viste a Naruto el día de hoy?
— ¿Naruto? Sí, lo vi cuando llegó.
—Y… por si acaso, ¿Él te preguntó por mí?
—Mmmm… no Hina.
—Lo sabía. – Dijo Hinata con mirada triste.
—No te preocupes Hinata… – Respondió Kiba tratando de consolarla. – Yo sé que le importas… en serio.
—Sí, supongo. Lo siento Kiba, pero debo preparar las mesas.
Una Hinata un tanto sombría se dirigió a hacer su trabajo, y con la llegada de los clientes, un pesado día comenzó. Entre cafés, postres y bebidas frías, el tiempo pasa volando. Ha llegado el momento de dejar los delantales e ir a casa. La morena colgó su uniforme y fue hacia el salón, donde Naruto charlaba animadamente con Shikamaru. Un poco tímida, o más que de costumbre, interrumpió la conversación.
—Naruto…
— ¡Hina! – Dijo el rubio volteándose con una gran sonrisa. – ¿Cómo estás? Hoy con tanto trabajo, no pude ni saludarte.
—Pues… muy bien. ¿Quieres salir a pasear hoy?
—Es verdad, hoy hubo muchos clientes – Afirmó Shikamaru, ignorando la pregunta de Hinata. Luego tomó una libreta que estaba apoyada en la mesa y se dirigió al mostrador. – Vayan si quieren, ha sido un día agotador, yo debo hacer un inventario antes de cerrar.
— ¿Necesitas ayuda? – Preguntó Naruto. Hinata se dio cuenta de que nadie prestó atención a su invitación y agachó la cabeza.
—No te preocupes, Kiba se quedará a ayudarme. –Respondió Shikamaru– Y por favor, trata de llegar temprano mañana, ¿está bien?
—De acuerdo. Vamos Hina!! – Naruto tomó la mano de Hinata, y salieron juntos, encontrando a Ten Ten junto con un apuesto joven, charlando en una mesa de fuera de la cafetería.
— Hey!! Chicos! – Los llamó la joven castaña.
— ¿Ten Ten? ¿Neji?! – Respondió Hinata sorprendida.
—Hola Hinata, que tal… Naruto. –Dijo muy serio Neji, un apuesto muchacho de cabello largo y ojos colores perla, iguales a los de la morena.
—Neji, qué haces aquí? – Preguntó con timidez Hinata.
—Bueno, vine a buscarte y decidí esperarte afuera, ¿No te acuerdas de que quedamos en ver la película de los robots en el cine? Cuando llegué pregunté por ti pero aún no salías del turno. Tu compañera me dijo que te esperara.
—Al decir verdad, se parecen mucho! – Replicó Ten Ten muy sorprendida– ¿Acaso son hermanos o algo así?
—Algo así… – Respondió rápidamente Neji, levantándose de la silla– Hinata, ¿vienes o no?
—Claro! – Dijo Hinata, que si bien no tenía ganas de ir, no se atrevía a decir que no. – Naruto, quieres venir?
—Lo siento Hina, pero acabo de recordar que tengo algo que hacer… –Se le vino a la mente su compromiso con Gaara– Le dije a un amigo que le ayudaría hoy.
— ¿Algo que hacer…? Ah, ya veo. –Dijo la morena con resignación. – Entonces… nos vemos mañana.
—Vamos Hina, no te preocupes por tonterías –Dijo Neji, alejándola de Naruto. –Ah, y… TenTen te llamas no? Me gustaría hablar contigo otro día. Adiós!
Así, los Hyuga se alejaron, y Ten Ten se quedó con una sonrisa dibujada en la cara.
—Él es increíble… – Esbozó la castaña con una voz dulce.
—TenTen… deberías tener cuidado con ese tipo. No me cae nada bien. Nos vemos mañana.
Naruto emprendió la marcha dejando atrás a una TenTen con cara de extrañada. Mirando al rubio alejándose, TenTen sólo pudo pensar: “Y a este, ¿Qué bicho le picó?”
Fin Capítulo 2
15/05/14
Capitulo 3 – Ya no lo sé.
Caía la tarde en el distrito Sunagakure. El reloj de la casa de los hermanos Suna marcaba casi las ocho. Gaara esperaba, mientras miraba por la ventana hacia el cielo, con ese semblante serio que lo caracterizaba. En el sillón, una guapa chica rubia leía una revista. De pronto alguien tocó la puerta.
—Gaa, abre la puerta. – Dijo la joven desde su lugar.
—Siempre es para ti. – Respondió el pelirrojo, muy serio.
—Arggg… –Refunfuñando, la bella mujer abrió la puerta. – Ja! Creo que te equivocaste esta vez Gaa, te buscan a ti.
—Hola Gaara, hola Temari, ¿Cómo están? –Dijo Naruto no entendiendo del todo.
—Naruto… –Dijo Gaara casi susurrando.
— ¿Listo para las clases de inglés?
— ¿Clases de inglés? – inquirió Temari extrañada.
—Vamos a mi cuarto Naruto. – Dijo el pelirrojo ignorando a su hermana, y los dos subieron enseguida las escaleras.
Gaara se sentó en su cama. Naruto arrimó una silla que estaba en un rincón, y procedió a sacar unos libros, un cuaderno, y materiales escolares.
— ¿Tienes una libreta o algo para hacer los apuntes?– Preguntó el invitado amablemente.
—Claro. –Respondió Gaara, muy pensativo. Se levantó de su lugar y comenzó a revolver sus cajones. Tomó un pequeño anotador y la clase comenzó.
Así comenzó la clase. Naruto daba las lecciones, leyó frases una tras otra, pero notaba que su compañero estaba “en otro mundo”. “¿Cómo sigue esta frase Gaa?” Decía el rubio, pero el pelirrojo siempre las repetía mal, miraba hacia la ventana, o simplemente decía… “Lo siento, no estaba prestando atención”. Como avanzaba la lección, Naruto sentía que perdía su tiempo.
—Esta oración es fácil Gaa… “Where are the children?” ¿Sabes que quiere decir?– El invitado vio a su compañero mirar al suelo y lanzar un suspiro, con un gesto de malestar, a lo que Naruto respondió con resignación – Escucha Gaa, veo que hoy no estás concentrado, si quieres volveré otro día. No quiero ser grosero contigo, pero no te estás aprendiendo nada y yo tengo muchas cosas que hacer… si quieres puedo volver mañana a la misma hora, ¿vale?
En ese instante el rubio se levantaba de su silla cuando Gaara tomó uno de los libros de Naruto y comenzó a leer con voz avergonzada:
—This is my house and mi name is Marie. I'm cooking some delicious cookies for kids. Where are the children? – Y luego prosiguió sin mirar– Esta es mi casa y mi nombre es María. Estoy cocinando unas deliciosas galletas para los chicos… ¿Dónde están los niños?– Acercándose a Naruto tiró el libro hacia un costado, y miró a su amigo de frente– ¡Esto es una estupidez! Yo sé perfectamente inglés.
Durante un instante se miraron fijamente. Luego Naruto reaccionó:
— ¿Qué?… a ver… ¿tú hablas inglés? Y entonces por qué…
—Naruto… yo, puedo explicártelo…
—Esto es… ¿una especie de broma? – El rubio se levantó y comenzó a juntar sus libros apresuradamente.
—Lamentablemente no. Y si te enojas, lo entenderé, pero debo hablar contigo. – Gaara permanecía inmóvil.
—Sabes que tengo mil cosas que hacer y en que pensar… no puedo creer que me hagas algo así. –Naruto puso su mochila al hombro y se dirigió rápidamente hacia la puerta, pero Gaara le bloqueó el paso.
— ¡¿Crees que me gusta verte así?! –Gritó el pelirrojo mientras trababa la puerta.
— ¡¿De qué demonios estás hablando?! Yo estoy perfectamente bien.
—No, no es así, y lo sabes! Desde el accidente de Sasuke, tú…
Los ojos y el semblante de Naruto cambiaron completamente al escuchar ese nombre. Enfurecido, tomó a Gaara del cuello y lo aventó hacia el rincón contrario de la habitación, y con sus dos brazos extendidos, lo arrinconó. El pelirrojo se vio atrapado entre su amigo y la pared, su corazón se aceleró, el pulso subía cada vez más. Por un momento, silencio. Finalmente, Naruto agachó su cabeza, pero el resto de su cuerpo se mantuvo inmóvil. Gaara suspiró, y con un poco de miedo a la reacción, finalizó su frase:
—Desde… desde ese accidente… tú… tú cambiaste, Naruto.
—Lo que le pasó a Sasu… Sasuke. Todo fue mi culpa. –Aún mirando hacia el suelo, las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Naruto. Su compañero levantó su rostro tomándolo de la barbilla.
—No es tu culpa. Esas cosas pasan.
—Pero es que… yo…
—Naruto. Necesito que me escuches. La razón por la que te traje aquí… es… bueno, yo…
—Dime.
Gaara se detuvo. Quería decir la verdad, pero nuevamente esa sensación indescriptible se apoderó de él. Finalmente, sólo se atrevió a preguntar:
—Naru… ¿tú amas a Hinata?
—Eh? ¿A qué viene esa pregunta? –Respondió Naruto desencajado.
—Dime, ¿la amas o no?
—Yo… –Naruto hizo una pausa. Miró hacia el suelo, luego hacia el techo. Luego, con una mirada de tristeza respondió– Es que… yo… no lo sé. Ya no lo sé.
—No quieres lastimarla.
—Es que… yo… no lo sé…
—Es Sasuke ¿cierto? –Gaara miró serio a un Naruto atónito.- ¡Contéstame!
—Yo…
En ese instante un ruido se escuchó detrás de la puerta. Gaara se levantó deprisa, y abrió la puerta bruscamente. Detrás de ella, se encontraba Temari, quien al verse “descubierta” puso cara de terror y luego sonrió pícaramente a su hermano:
—Estemm… vine a preguntar si querían un poco de té.
—No. Lárgate de aquí. –Gaara se notaba enfadado.
—Temari… yo ya me iba. –Aprovechando la intromisión, el rubio comenzó a juntar sus cosas a la velocidad de un rayo.
—Naruto, espera… –el joven de Suna trató de detenerlo, pero Naruto fue más astuto.
—Nos vemos Gaa, Temari. –Naruto hizo un gesto de despedida y caminó rápidamente hacia la puerta principal.
—E… espera! ¡Te acompaño a la puerta!– dijo Temari corriendo detrás suyo, quizás para librarse de la furia de su temperamental hermano pequeño.
Naruto se fue sin más. Al cerrar la puerta, Temari dio la vuelta.
— Por tu culpa se ha ido. ¿Quieres decirme por qué me espías? –Gaara estaba más serio que de costumbre.
—Gaara, creo que no soy yo la que debe dar explicaciones. ¿Qué fue todo eso?
Fin capítulo 3
30/05/2014
Capítulo 4 – Temari.
Una joven rubia estaba inmóvil, parada frente a la puerta, y mirando con intriga a un adolescente pelirrojo.
—Estoy esperando Gaara. ¿Qué fue todo eso?
—Eso no te importa –Dijo el joven desafiante, cruzándose de brazos.
—No soy tonta Gaara. ¿Qué te traes con ese chico?
— ¿Desde cuándo nos estabas espiando?
—Acaso tú y ese chico…
No hay respuesta por parte del pelirrojo, quien la ignora completamente.
—Ven aquí. –Temari tomó del brazo a su hermano y lo sentó en el sillón. Para ser una chica, tenía bastante fuerza. Luego se sentó enfrente de él y le dijo con firmeza: —Ahora escucha niñito malcriado, mientras Kankuro no esté yo soy tu hermana mayor. ¿Entiendes? Puede parecer que no, pero en verdad me interesa mucho lo que te pase, y me lo vas a decir si no quieres que llame a Kankuro en este instante.
Gaara guardó silencio.
—Escúchame Gaa… –Esbozó Temari resignada—Sé que no nos llevamos del todo bien… pero… puedes confiar en mí.
Su hermano permaneció inmutable.
—Está bien…como tú quieras hermano.
Finalmente la rubia cedió, y se fue a su habitación. Sabe que perdió una nueva batalla, de muchas… Gaara era una persona solitaria y muy difícil de llevar. El mismo Kankuro no podía con él. Temari se recuesta y con un suspiro mira hacia el techo: “Si no me lo dices, tendré que averiguarlo”.
Llegó un nuevo día y la cafetería Nara abrió sus puertas. La simpática camarera TenTen despejaba una mesa mientras cantaba, pero otra voz femenina la interrumpió:
―Hola.
―Hola, como está señorita. ̶ Respondió TenTen amablemente.̶ Siéntese, enseguida le traigo la carta.
―Eh… no voy a consumir, en realidad busco a Naruto, ¿él está aquí?
―Emmm… pues… sí, pero está arriba limpiando las salidas de aire. Un momento, voy a buscarlo. ¿Quién lo busca?
―Soy Temari.
Dentro del café, Shikamaru hacía cuentas y apuntes, hasta que por casualidad vio, a través del ventanal que da a la calle, a la preciosa rubia en la cual no había podido dejar de pensar desde que su empleado y amigo Naruto los presentó. Temari era muy sexy, y vestía sexy. Ahí estaba, con un vestido morado y corto que dejaba a la vista sus largas y blancas piernas, y un escote que revelaba más de lo que Shikamaru podía soportar. Sin dudar, el moreno dejó lo que estaba haciendo, se quitó el delantal mirándose al espejo, y sin más salió a hablarle, claro que no era su fuerte, pero no podía dejar pasar esta oportunidad.
―Hola Temari. ¿Viniste por un café? ̶ Dijo Shikamaru un poco nervioso.
―Emmm… ¿te conozco? ̶ La muchacha lo miró extrañada.
―Yo… ̶ El moreno quería que la tierra lo tragara. Por suerte desde adentro llegaba alguien a “rescatarlo”.
―Hey! ¡Temari! ̶ Gritó Naruto muy feliz.
―Naruto, ya te dije que no grites ̶ Lo regañó su jefe.―Asustas a los clientes.
―Y tú que haces aquí, Shika… ¡¡Ahhhh!! Ya sé. Creo que algo morado y ceñido te trajo hasta aquí…eh?‒El joven Uzumaki le guiñó el ojo a su jefe.― Temari, ¿recuerdas a Shikamaru? Los presenté una vez.
―Oh, lo siento… Shikamaru. Estoy con la cabeza en otro lado. Necesito hablar contigo Naruto… Si puede ser… a solas.‒ El rubio miró a Shikamaru.
―Está bien, hablen tranquilos. Pero no tardes demasiado. Temari, encantado de verte.‒ El patrón hizo un saludo y se retiró a sus tareas.
Naruto y su amiga se retiraron a hablar a una banca que estaba cerca. Mientras Shikamaru trataba de concentrarse, llega Kiba para interrogarlo:
―Jefe, ¿quién es esa mujer que vino a buscar a Naruto?
― ¿Para qué quieres saberlo?
―Bueno, no es que me importe pero… ¡Está hermosísima! Y es rubia igual que Naruto, ¿Acaso serán parientes?
―No, no son parientes. Y ten cuidado cuando hables de Temari, ella es una dama.
En ese momento aparece Hinata, visiblemente cansada y con un limpiavidrios en su mano.
― ¿Y Naru? ‒Dijo la chica.― ¡Me dijo que volvía enseguida y no terminó de limpiar las salidas de aire!
―¡¡Vino a buscarlo una chica guapísima!! ‒Gritó Ten Ten desde el medio del salón.
―Una chica… ¿Qué chica? ‒un pequeño soplo de celos se vio en el rostro de Hinata.
―No te preocupes ‒Dijo Shikamaru tratando de no crear confusión.― Sólo es una amiga.
―Ah…ya veo.‒Esbozó la chica con ojos perla. Se quedaron pensativos un instante.
―Al final, ¿están trabajando o no? ‒Dijo el Nara ya un poco fastidiado.―Kiba, en vez de estar aquí de baboso termina de limpiar las salidas de aire que dejó Naruto sin terminar. Hinata, termina con los vidrios de arriba y luego baja y ayuda a TenTen con los clientes. ¡A trabajar!
Sin decir mucho, los tres obedecieron. Ya arriba, Hinata se ató un pañuelo azul en la cabeza y con la esponja sacaba brillo a los cristales, y Kiba se subió a un banquito y con un plumero comenzó a limpiar. En un movimiento brusco, cayó bastante polvo dela rejilla y le cayó en los ojos al joven.
―Ouch!! ¡Mis ojos! Esto es horrible… ¿Por qué tengo yo que hacer el trabajo de ese idiota?
―Ese idiota… es mi novio.‒Dijo la chica.
―Ah… sí. Lo siento‒Contestó él aun fregándose el ojo.
―No pasa nada.‒Hubo un ligero silencio.― ¿Dime, en serio era muy guapa la chica que lo vino a buscar hoy?
―Mmmm… no realmente.
―No me mientas.
―Bueno, quizás era linda, y estaba vestida para el infart… eh digo…‒Pensó un momento en qué decir. Luego se puso serio.―En serio… no te preocupes Hina. Tú eres más linda.
Mientras tanto, los dos rubios mantenían una charla en aquella banca que lindaba el café Nara. Temari escucha y se enternece ante un Naruto que nunca pensó que vería.
―…Y allí abrimos la puerta. Y bueno, estabas tú y me puse nervioso. Por eso me fui. Eso fue lo que pasó. ‒El joven terminaba de dar una larga explicación.
― ¿Eso es todo?
―Sí.
―Está bien, pero aun así hay algo que no me has dicho.
― ¿Qué?
―Dime… ¿Quién es Sasuke?
Fin del capítulo 4
04/06/2014
Capítulo 5 – Sasuke
Temari miró inquisidoramente al amigo de su hermano, que daba vueltas y no respondía a su pregunta, y le dijo:
― Si no me dices quién es Sasuke, está bien, no importa, puedo preguntarle a otro. Hinata, por ejemplo. O quizás esa chica de los bombones en la cabeza. Si tiene que ver con Gaara, entonces lo averiguaré.No hace falta que te lo diga Naruto. Los oí cuando estaban hablando. Y… sinceramente me pareció que…
―Hace un tiempo, Sasuke ganó una competencia de esgrima. ‒Dijo el rubio interrumpiendo a la chica.‒ El premio era mucho dinero, que Sasuke utilizó para comprar un pasaje a Alemania, y muchas cosas para su viaje. Su hermano Itachi vive en Alemania, ¿sabes? Quería terminar los estudios allí, aprender el idioma, y luego conocer toda Europa… él quería ser alguien de quien su padre se enorgulleciera. Desde pequeño Sasuke se sintió ignorado por su padre, ya que el mejor siempre era Itachi, siempre Itachi, el niño prodigio, el ejemplo a seguir, el gran orgullo de la familia…‒Naruto miró a Temari, quien escuchaba muy atenta. Suspiró, y luego prosiguió su relato.―En fin, Itachi consiguió un trabajo como docente en una universidad alemana muy prestigiosa. En la misma que Sasuke consiguió aplicar. Y cuando recibió el telegrama de que había aprobado los exámenes de ingreso, su padre por fin empezaba a considerar a su hijo menor. Todo era felicidad.
― ¿Era?
―Sí, “era”. ‒Dijo Naruto con melancolía.―Hasta yo estaba feliz. Sasuke era mi mejor amigo, casi mi hermano, yo quería lo mejor para él… aunque eso implicara separarnos. Yo nunca tuve dinero para estudiar, siempre tuve que trabajar. Pero Sasuke me enseñaba todo lo que podía. Me enseñó álgebra, historia, literatura… ¡hasta me enseñó inglés! Él no sólo es mi amigo, es mi maestro, mi compañero y mi única familia.
― ¿Tu única familia?
―Sí. Mi madre, Kushina y su madre, Mikoto eran grandes amigas. Sasuke y yo nacimos casi al mismo tiempo, y crecimos juntos, jugábamos juntos cada vez que nuestras madres se reunían. Cuando mi madre murió, Sasuke fue el único que cuidó de mí. Gracias a él no estaba solo. Hasta el accidente.
―Cual… ¿Cuál accidente?
―Fue exactamente hace un año. Yo me levanté temprano ese día, y fui a la casa de Sasuke, a despedirlo. Ese día partía hacia Alemania. Luego de abrazarnos, y despedirnos con buenos deseos, él, sus padres y su chofer subieron a un auto. El auto arrancó, y fue la última vez que vi a sus padres. Camino al aeropuerto, colisionaron con el camión de un conductor borracho. Sólo Sasuke y el chofer sobrevivieron.
―Qué terrible… pero ¿qué pasó con Sasuke?
―Estuvo inconsciente unos días. Itachi vino urgente desde Alemania. Yo iba todos los días a ver a mi amigo al hospital, y me mataba verlo así, dormido, entubado... Hasta que un día entro a la sala donde estaba internado y Sasuke estaba ahí sentado. ¡Estaba consciente y bien! Me alegré tanto, corrí a abrazarlo, sentí que hasta podría bes… digo… estaba eufórico. Pero cuando quise tomarlo para abrazarlo, él… me empujó violentamente, y me dio un puñetazo en la cara.
― ¿Qué? ¿Por qué hizo eso?
―Eso le pregunté yo. No obtuve respuesta. Me insultó y me dijo que me fuera y que no me quería ver nunca más. Yo estaba estupefacto. ”No te quiero ver, ¡no quiero ver a nadie! No vuelvas más” me gritaba como si estuviera loco, o en medio de un ataque de nervios. Las enfermeras vinieron enseguida, me pidieron que me fuera, y lo sedaron. Afuera me encontré con Itachi. Me dijo que él estaba presente cuando Sasuke despertó, y que a él también lo había despreciado, hasta le lanzó un control remoto que estaba a la mano, pero pudo esquivarlo. Nadie podía calmar a Sasuke.
―Debió ser por el trauma del accidente.
―Eso pensamos, pero luego pasaron los meses, y aún no quiere ver a nadie. Después de un mes volvió a su casa. Itachi se quedó con él para cuidarlo. Pero ya no es el mismo Sasuke, el que yo conocía era alegre y feliz. El de ahora es oscuro y triste. ‒Naruto sintió ganas de llorar, y sus ojos se llenaron de lágrimas.―Fui cinco veces a verlo a su casa la primera semana. Veinte veces el primer mes. Todas las veces me echó. En las primeras oportunidades Itachi me hacía pasar a la casa, y trataba de mediar para que hable conmigo, en las siguientes, me dejaba en la entrada y golpeaba la puerta de Sasuke un rato, ya las últimas veces apenas si abría la puerta y me decía “Le preguntaré”, pero siempre me terminaba diciendo “Naruto, lo siento, él no quiere ver a nadie”. Y la última vez fue devastadora para mí. Itachi me pidió que no volviera más. Nunca pude ver a Sasuke, pero en algunas oportunidades pude escucharlo gritarle a Itachi, ordenándole que me echara.
―Y ahora él…
―Aún llamo a Itachi a veces. Ya no insisto con verlo, pero le envío mensajes a su celular,sólo para saber cómo está. Por supuesto, nunca me los responde. Y sigue ahí, encerrado, sin querer ver a nadie, ya no va a la escuela, ni sale a pasear. Su hermano le deja las comidas en la entrada de su cuarto, ya que no quiere bajar a comer. No habla con nadie, sólo con Itachi cuando es necesario.‒Una lágrima cayó por la mejilla de Naruto.―Pero no ve a nadie más. Es como un zombie.
―Qué triste. No, no llores. ‒Temari seca las lágrimas de Naruto y lo abraza tiernamente. En ese momento, Temari comprendió lo que Naruto, sin saberlo, sentía. Las piezas empezaban a encajar, en su mente. Desgraciadamente, si sus sospechas eran ciertas, su hermano no tenía ninguna posibilidad con ese tierno chico de ojos azules. Y de pronto, de la nada, algo vino a su cabeza: alguien que quizás pueda pagar un precio más alto que Gaara.
"Hinata..."
Fin del capítulo 5
25/10/14
Capítulo 6
La verdad.
Temari volvió a su casa. Entró a su habitación, cerró la puerta, y se tiró en la cama con un gesto de extremo cansancio. En todo el día restante desde la conversación con Naruto, no paró de pensar. Cuando escuchó la riña entre Gaara y Naruto, estuvo segura de que había "algo" entre los dos. Cuando Gaara le preguntó por su amor por Hinata, el dudó, o quizás no. ¿Será que en realidad Naruto esté confundido? No. ¿O sí? Claro que ... Justo cuando estaba a punto de caer dormida entre esos pensamientos, su hermano llamó a la puerta.
―Temari. ―Dijo el chico tímidamente, golpeando la puerta.
―Gaa...―Susurró la chica reincorporándose.― Pasa.
―No hace falta. sólo quería saber que habías llegado. ―Dijo el joven retirándose.
―Espera hermano...
―No quiero hablar sobre eso.
―Sé que no. Yo sé que quizás no soy la mejor hermana, y sé que no soy mamá. Pero trato de entenderte. Quiero entenderte. Por favor, déjame ayudarte.
Gaara suspiró. Se sentó al lado de Temari y dijo:
― Te voy a decir lo que quieras saber ahora. Y cuando responda todas tus dudas, me dejarás en paz.
―Está bien.
―¿Qué es lo que quieres saber?
―Bueno... yo. -La chica se sonrojó, no encontraba las palabras para expresar sus dudas, o mas bien, sus certezas. ―Lo siento... no sé como.
―Quieres saber si hay algo entre Naruto y yo.
―Ehh? Bueno, sí. -Respondió Temari sorprendida.
―No. No hay nada entre él y yo. Pero temo que tengo sentimientos verdaderos hacia él.
Temari miró a su hermano y vio que sus ojos color jade brillaban. Era cierto. Gaara sentía verdadero amor por Naruto. También se dio cuenta de que había muchas posibilidades de que el amor de su hermano fuera correspondido.
―Hermano -Dijo la joven decidida.― No quiero verte sufrir por alguien que no lo merece. Y tampoco me gustaría que hagas sufrir a alguien más. Pero si crees que algo es genuinamente tuyo, ve por él.
―¿De qué hablas?
―Lo sabes bien.
Gaara miró al suelo.
―Hinata... - Susurró el joven con la mirada perdida. Luego se levantó y caminó hacia la puerta.
―Gaa, ya no voy a entrometerme más. Pero debes hablar con Naruto y decirle lo que sientes antes que todo se complique más. Prométeme que lo harás, ya no soporto verte así.
Sin decir nada, el joven se fue. Temari no pudo decirle su presentimiento, decidió no inmiscuirse y dejar que su hermano diga lo que tenga que decir, y que Naruto decida.
―Sea quien sea a quien elijas, más te vale decir la verdad, Naruto - Pensó la rubia para sí misma- Ya no quiero ver a mi hermano sufrir...
Mientras tanto, en el aeropuerto ubicado del otro lado de la ciudad, el prestigioso profesor universitario Itachi Uchiha, acompañado de su mayordomo, esperaba ansioso la llegada de un vuelo proveniente de Rusia.
―Ya 10 minutos tarde... ¿Dónde está?
―Calma, joven. quizás se retrasó el vuelo. ¿Quiere que vaya a preguntar si este vuelo tiene algún inconveniente?
―Sí, por favor, averigüe qué pasa.
― Calma. Yo sé que vendrá.
―Eso espero, Ed. Es mi única esperanza.
Asintiendo, el mayordomo se retira. De repente, el joven azabache ve que un avión se dispone a aterrizar. En los altavoces, la voz de un hombre recita: "Vuelo proveniente de Moscow por plataforma 6, repito vuelo proveniente de Rusia, Moscow, pasajeros arribarán por plataforma 6". Emocionado, grita dando la vuelta:
―¡Edward! ¡Ya está aquí, ese es su vuelo!
Fin capítulo 6
27/12/14
Capítulo 7- Él no me ama.
Como todos los días, la cafetería Nara volvió a abrir sus puertas. Mientras esperaba a sus empleados, Shikamaru hacía cuentas y balances, como siempre. De pronto, suena el teléfono.
―Cafetería Nara, donde servimos con una sonrisa en la cara.
―Shikamaru. Soy Hinata.
―Ah, Hina, ¿sabes que este número es sólo para los clientes y los pedidos mayoristas?... si quieres hablar con los chicos tienes que llamar al número del gabinete de empleados, ¡el de los empleados!
―Ahh... ¡Sí! Lo sé, pero es que quería hablar con usted. Hoy no creo que pueda ir a trabajar... es que... la verdad no me siento muy bien.
―¿Que te pasa? ¿Estás enferma?
―Un poco.
―Bueno, si es así, puedes quedarte en casa. ¡Ah pero el viernes te quedas haciendo horas extras!
―Si, Shikamaru... lo haré ― la voz de la joven sonaba quebrada, como si estuviera llorando― Dígame, ¿Naruto está ahí?.
―No, es su día libre.
―Ah... entiendo. Adiós.
―Espera... Hinata, ¿estás llorando? Hinat...
La chica había colgado el teléfono. Shikamaru quedó preocupado "No hay duda que se puso a llorar, ¿Será algo grave?" "Quizás se cayó o algo así... y si no le envío un médico los del sindicato me van a matar, pero los médicos esos me salen un ojo de la cara." Finalmente, llamó a su empleado más innecesario y le dijo:
―Kiba, ve a lo de Hinata y ve como está por favor, y si está muy mal me llamas así le envío un médico laboral. Ah, y no te tardes demasiado.
―¿Hinata está enferma?
―Así parece. Me llamó que no vendría. Por suerte hoy es un día tranquilo en cuanto a clientes.
―¿Y que hay de Naruto?
―Es su día libre.
―Pero es su novio y...
―¡Si hago trabajar a Naruto en su día libre los del sindicato me van a poner una multa! ¡¡Dios mío, todo es Naruto, Naruto, Naruto!! ¡No pueden ser más inútiles! ¡¡Haz lo que te dije por favor y trata de no perderte en el camino!! ¡ADIÓS! ― Apenas eran las ocho de la mañana y a Shikamaru ya se le había acabado la paciencia. Para cuando se dio cuenta, Kiba estaba en el pasillo y le habían cerrado la puerta en la cara.
Más tarde, Kiba llegó a una casa antigua, con bella fachada y flores en las ventanas. Tocó el timbre y esperó un momento. Luego abrieron la puerta:
―Kiba.
―Hinata.
―¿Que haces aquí? ¿No fuiste al trabajo?
―Sí, Shikamaru me envió para ver si necesitabas un médico.
―Ah... yo estoy bien.
―¿Que te pasó?
―Nada. ―Los ojos de la joven se tornaron vidriosos.
―¿Nada? Hina... ¿estás llorando?
―No... ―Dijo la morena tratando de disimular sus lágrimas, sin éxito.
―Hina, mira como estás, ¿que te pasó? Soy tu amigo. Por favor cuéntame.
―Está bien.
Ya dentro y más calmada, Hinata permanecía sentada mientras su colega le servía un té.
―¿Y tus padres?
―En el trabajo.
―¿Estás mejor? ¿Está caliente el té?
―Así esta bien. ―Dijo ella luego de un sorbo.― Me siento mejor.
―Que bueno. Sea lo que sea lo que te angustie... ya pasará.
―Quieres que te cuente...
―Ah.. ¡No! No tienes que contarme sino quieres.
―Es una estupidez, pero de verdad no quería salir hoy, estaba... algo triste. Es Naruto. Siento que él ya no me quiere.
―Tonterías, él te adora.
―Ya no me llama por las noches. Me evita completamente.―Dijo la morena entre llantos.― Me ignora en el trabajo, y la verdad yo siento que... hay alguien más. Siento que quizás haya otra mujer. La otra vez lo vi charlando con una chica hermosa, pero me dijo que era la hermana de un amigo suyo.
―Ah! sí, el chico pelirrojo. Es verdad,ella es su hermana, Shikamaru me lo dijo.
―Aun así, no quiero que esté con nadie más. Pero no me atrevo a decirle, porque tengo miedo de que se sienta asfixiado y me deje.
―Si no te amara, ¿porqué estaría contigo? Aún no te ha dejado, ¿verdad? Además, eres su prometida, quiero decir... ese anillo te lo dio Naruto, ¿no?
―Es que en realidad... hay algo. Una vez, estaba sola caminando por el distrito de Konohagakure, tenía que visitar a una amiga. Pero unos ladrones se me acercaron e intentaron tocarme. En eso, Naruto los vio y me defendió, y me llevó hasta mi casa. En ese entonces aún no conocía a Naruto, hablamos un poco, y me pareció una persona maravillosa. Durante tres meses hablábamos a diario, y me empecé a enamorar de él. Neji en ese entonces vivía en nuestra casa y decidí contarle de mis sentimientos.
―¿Y que pasó?
―Luego de eso, en una de las visitas de Naruto, él me contó algo horrible que le había pasado a un amigo de él que estaba muy mal en el hospital. Y con toda esa aura emotiva, nos besamos, pero no lo besé con ese tipo de beso "pasional", fue un pequeño beso de consuelo, para que se sintiera mejor, no sé como explicarlo. Por supuesto, a Neji y a mi padre no les gustó nada que él y yo fuéramos tan cercanos. Menos cuando Neji vio ese beso. Le contó a mi padre e hizo que prohibiera que Naruto y yo nos veamos. Fue horrible para los dos, ya que éramos grandes amigos. Después de eso, algo pasó con Naruto, vino un día a casa y me besó con locura, luego me tomó de la mano y les dijo a Neji y a mi padre que desde ese momento yo era su novia. Pero mi padre no se quedó atrás y le dijo: "Está bien, entonces deberán comprometerse." Naruto asintió así sin más, y al día siguiente me dio este anillo, que era de su madre. Fue todo muy...
―Repentino...
―Sí, y hoy cumplimos un año de noviazgo. Como es su día libre, pensé que vendría.
―Ah... ya veo. ― Kiba hizo una pausa para mirar su celular, tenía muchos mensajes de TenTen, seguro Shikamaru ya estaba rabiando.― Hina... ya debería irme si no quiero que Shikamaru me desolle vivo. Pero.. quiero que todas estas cosas que te hacen mal, se las digas a Naruto. Él es muy idiota, sí ¡que chico más idiota! Y la verdad no creo que se de cuenta de la situación. Prométeme que hablarás con él.
―Pero es que...
―Debes hacerlo, ― Kiba se levantó, y puso sus manos con firmeza en los hombros de la morena― si hablas con él seguro reflexionará y todo volverá a ser como antes.
―Está bien.
Luego de eso, Kiba se despidió y se fue muy apurado, pero sintiéndose muy mal por su amiga. En realidad no quería irse. Hinata se quedó pensando, como siempre, en su amado Naruto. Entre idas y vueltas de su mente, antes de quedarse dormida en el sillón, murmuró para sí misma: ¿Que es lo que nos depara el destino... Naruto?
De
vuelta en la cafetería, Shikamaru no recibe muy bien a Kiba.
—¡Por
fin te apareces! Estaba llamándote al móvil.
—Lo
sé, pero tenía poca batería.
—¿Y
al final hace falta un médico o no?
—Era
sólo un resfrío fuerte.
—Menos
mal, hoy en día un médico vale oro. Pero vaya niña consentida, no
era para que llorara de esa forma. Si me hubiera dicho que estaba
resfriada, igual le hubiera dado el día. No quiero mocos sobre el
café de mis clientes.
—Sinceramente
Shikamaru, y te lo digo como un secreto, como amigos. Ella lloraba
porque Naruto no fue a verla siendo hoy su día libre y su
aniversario. Por eso trata de ser un poco más condescendiente con
ella. Está muy mal.
—Oh,
ya veo. Pero déjame decirte algo Kiba. No es bueno entrometerse en
asuntos de pareja.
—Lo
sé.
—Y
no es por hacerte sentir mal. Pero yo no miraría a la novia de un
amigo. —Al escuchar esto, Kiba se hizo el desentendido—. Ahora,
ponte el delantal y ayuda a Ten Ten en las mesas.
El
empleado volvió a sus labores, sin duda su jefe tenía rezón, es
mejor no entrometerse en temas ajenos.
Fin capítulo 7
15/01/2015
Capítulo 8 -
La última esperanza.
La lúgubre habitación de un joven permanecía silenciosa. Ventanas cerradas. Hace un año que no se encendían las luces allí, excepto por la linterna que a veces esos atormentados ojos usaban para leer. Ese joven tampoco hablaba con nadie desde entonces que no fuera su hermano mayor. Pero a pesar de ser el único ser al que le dirigía la palabra, esto no quería decir que no le guardara rencor.
"Por tu culpa, Itachi, por querer seguir tus pasos..."
Desde su cama, el hermano menor de Itachi podía ver el calendario pegado en la pared. Dándose vuelta entre las sábanas, abrió su boca después de largo tiempo de silencio.
―Hoy es... mi cumpleaños. ―Murmuró de forma casi inaudible.
Estiró su brazo hacia la cómoda, tratando de alcanzar su celular, la única cosa que lo mantenía “en contacto” con el mundo exterior. Cuando miró la pantalla, había un mensaje, como todos los días desde hace un año. Su amigo Naruto no dejó nunca de enviárselos, aún cuando jamás le contestaba.
Mensaje
De: Naruto Uzumaki
Hola Sasuke, sé que no me vas a contestar.
Sólo quiero desearte un feliz cumpleaños.
Ojalá pronto encuentres el camino de vuelta.
Adiós.
—Naruto... eres un idiota.— Volvió a decir en voz baja, al leer el contenido del mensaje. Sonrió. De pronto, escuchó murmullos, y alguien golpeó la puerta de su habitación. Ya acostumbrado a los silencios y desplantes de su hermano, Itachi iniciaba el monólogo detrás de la puerta.
—Sasuke. Soy yo, Itachi. Espero que estés despierto, en fin, sé que no vas a abrir la puerta, pero, hoy alguien especial ha venido a verte. Esto... bueno, viene desde muy lejos a saludarte por tu cumpleaños. —Pausa incómoda.— Al final, no viniste a ver el pastel que Ed te preparó... pero no te preocupes, aún no lo hemos tocado, así que estas a tiempo. Bueno, nuestro invitado va a quedarse por tiempo indefinido, así que no te sientas presionado, tan sólo...
—¡Déjame en paz! —Gritó Sasuke desde su cama. Con eso debería bastar para que dejen de perturbarlo, siempre funciona. De hecho, Itachi se detuvo, pero luego nuevamente el joven de cabellos negros pudo escuchar que aguien seguía detrás de la puerta, murmurando y murmurando. Creyó oir una voz femenina, otra psicóloga, tal vez. Si ese era el caso, había que reconocerle a Itachi la perseverancia, pensó Sasuke, ya que a lo largo de su año de confinamiento había escuchado las voces de psicólogos, psiquiatras, armonizadores, pedagogos y hasta a una profesora de Reiki.
—Sasuke... soy yo, ¿me recuerdas? ¡Sasuke! —La voz de una jovencita interrumpió los pensamientos del Uchiha. Al oirla Sasuke sintió que se le erizaba la piel.
“Ella...”
No podía creer lo que que oía, no podía ser... ¿o sí? Se levantó de la cama y se acercó a la puerta, tratando de ver algo por la ranura, pero no pudo ver nada. Sintió unas ganas inmensas de abrir la puerta, pero se contuvo. Tampoco quiso responder nada, sin embargo, quería que ella le hablara de nuevo.Un momento más tarde, la voz se volvió a escuchar.
—¡Hey Sasuke!
Los ojos del menor de los Uchiha se abrieron. No había duda. ¡Era ella! A pesar de que pasaron años, su voz estaba intacta. Sin pensarlo, Sasuke se levantó y apoyó su mano en la puerta, y por primera vez, rompiendo con su capricho de sólo responder a Itachi, gritó:
—¡Sakura! ¿Eres tú?
—¿Quién más podría ser? — Respondió ella, con una sonrisa triste en su rostro.
El Uchiha se quebró detrás de la puerta. Con voz temblorosa, dijo:
—Sakura... viniste. Después de lo que te hice... aún así, viniste.
Sakura miró a Itachi y al mayordomo, quienes entendieron que debían retirarse. Se arrodilló y también puso su mano en la puerta.
—Sasuke. Yo... supe lo que te pasó, pero me enteré muy tarde. Fui a Rusia para olvidar, ya sabes. No me enteré de nada sino hasta hace un mes, y...
—Perdóname Sakura.
—Yo... no, no es momento para eso ahora. Olvidemos el pasado.
—Siento... siento que te hice mucho daño. Y que ahora me toca pagarlo.
—Basta. — Pausa— ¿Y qué? ¿Me vas a dejar aquí sentada en el suelo? Quiero verte Sasuke.
—Lo siento, pero no puedo abrir la puerta.
—¿Por qué?
—Temo que ya no soy como el chico que recuerdas.
—Sasuke, es natural. Cuando te vi por ultima vez tenías 17 años. Y hoy cumples ya los 20.
—No me refiero a eso. No quiero que me veas así.
—Sasuke, por favor. Necesito hablar contigo. Si quieres que te perdone, aclaremos las cosas. Pero no puedo hablarte de mis sentimientos a través de una puerta. Sé que hay algo que jamás pudiste decirme. Pero no sé que demonios es, Sasuke. Te lo pido de rodillas... déjame entrar. Y te prometo que volveremos a ser amigos.
—Itachi está allí.
—Itachi se ha ido. Tampoco está tu mayordomo. Espera, cerraré la puerta del pasillo con pasador. Así nadie entrará...
Sasuke escucha una puerta cercana cerrarse. Transpira. Siente taquicardia. Luego de un año, por primera vez dejará que alguien lo vea. “Es justo”, piensa. Con mucho esfuerzo, se para delante de la puerta. Siente miedo. La voz de la joven detrás de la puerta lo empuja una vez más.
—¿Estás listo?
Sakura oye de pronto sonidos metálicos, como de llaves. Del otro lado, Sasuke abre una a una, lentamente, todas las trabas de la puerta. Silencio. El joven termina de abrir la última clavija. Mira hacia el frente. Suspira. Respira.
—Necesito un momento. — Dice Sasuke con clara agitación.
—Tómate tu tiempo.
Mientras tanto en la sala de estar Edward trata de calmar a su amo:
Sakura oye de pronto sonidos metálicos, como de llaves. Del otro lado, Sasuke abre una a una, lentamente, todas las trabas de la puerta. Silencio. El joven termina de abrir la última clavija. Mira hacia el frente. Suspira. Respira.
—Necesito un momento. — Dice Sasuke con clara agitación.
—Tómate tu tiempo.
Mientras tanto en la sala de estar Edward trata de calmar a su amo:
—Estoy tan emocionado Edward, tanta búsqueda no fue en vano, ¡¡funcionó!! ¿Lo has visto? ¡Él le habló!
—Tranquilo, joven... la verdad estoy gratamente sorprendido. Usted tenía razón, esa chica podía hacerlo. Pero... ¿Por qué amo? ¿Por qué esta joven es tan importante?
—No lo sé. Lo que sí sé es que eran amigos en el instituto. Cuando hablé con los profesores de Sasuke, para ver si conocían a algún amigo de él que pudiera ayudarnos con su condición, me dieron su nombre. La profesora Richards me dijo: “Ella siempre estaba junto a él, hasta que ella se mudó a Rusia con sus padres, claro.”
— Me alegra saber que su búsqueda no fue en vano, joven. La doctora Stevens tenía razón. Lo que necesitaba Sasuke era un amigo del pasado, para reconstruir el presente.
—Por supuesto que es buena psiquiatra. Se graduó en la misma universidad que yo. De todos modos, y volviendo a lo anterior... no cabe duda de que esta chica es muy especial para mi hermano.
—¿Usted cree que entre ellos existió “algo”?
— No lo sé. La verdad siempre estuve tan pendiente de mis estudios, y de mis viajes, mis cosas... que jamás me ocupé de la vida de Sasuke. Pero no vendría mal que esta niña y mi hermano estén juntos. Al fin y al cabo, Sasuke ya tiene veinte años, y quizás una familia nueva lo saque de ese pozo.
—La chica es muy bonita.
—Sin duda. Y educada, de buena familia... parece una enviada del cielo.
—De todos modos, no hay que precipitarse.
—Ahora.... pensándolo bien, si Sasuke se casara, sería muy conveniente para todos. Yo no tendría que cuidarlo, y podría volver a ejercer mi pasión: la enseñanza. Él estaría mejor, tendría alguien en quién apoyarse. Y quizás, algún día, hasta me de un sobrino que sea igual a mí. ¿No crees?— Dijo Itachi sonriendo, muy esperanzado.
—No lo sé, señor.
—¡Ja! Yo sí lo creo Edward, sí lo creo. Y también creo que van a empezar a pasar cosas interesantes...
Arriba en el primer piso, luego de minutos de espera, una puerta se abre muy despacio.
—Sasu...ke....
Por fin alguien rompió la coraza. Sakura y Sasuke están frente a frente.
Fin capítulo 8